UNA INVITACIÓN A LEER ¿QUIERES HACER EL FAVOR DE CALLARTE, POR FAVOR?


Reseña de Daniel H. Satori
Hace unos días leí el libro de Raymond Carver; ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? En la única editorial que lo edita (ahora me pregunto si en verdad es la única y si debería haber una hecha en nuestro país). Me paseaba con el libro del trabajo a la casa y de la casa a todos los lugares a los que iba. En fin, un compañero me dijo que a él le habían gustado mucho los cuentos de Carver, y me preguntó que soundtrack le podría poner, no lo pensé mucho y dije
        —Tal vez un disco de Pink Floyd.
     Los dos reímos, luego quedamos en silencio, pensando en la pregunta. Después, pasó por mi cabeza Radiohead, Tom York, Portishead… No sé si fue acertada mi respuesta, lo que sí sé es que los cuentos de Raymond Carver me dejan un sabor semi-amargo y profundo del ahora. No es un libro para leerse rápido, es para degustar buenas historias, para pensarlas y resignificarlas. Me gustan sus relatos porque me hacen sentir a un lado del personaje. Tengo que ir sumergido en la historia, atento a cada uno de los pasos del personaje, por ello me emociona y me estremece dejarme invadir por sus relatos.
      Me gusta leer todo ese relato de la vida estadounidense, donde lo grotesco de lo común consume a sus personajes y el autor nos muestra la “aterradora visión de la vida corriente norteamericana” frase que reza en la contraportada del libro.

"La calle estaba oscura por la bruma que aún descendía despacio, y hubo de avanzar con tino para no pisar los caracoles que se arrastraban pesadamente por la acera mojada. Un coche con los faros encendidos aminoró la marcha al pasar a su altura. Pasó otro coche. Y luego otro. Miró en torno: obreros de los aserraderos, se dijo entre dientes. Era lunes."

      Por qué funcionan tan bien sus cuentos, no lo sé. Podría ponerme chulo y hacer un análisis de sus recursos literarios. Por ejemplo las elipsis, los pocos adjetivos que usa o podría centrarme en los personajes y hacer notar al lector que Carver no se detiene a contarnos cómo son; simplemente se detiene a decirnos que hacen, nos muestra sus contradicciones en las acciones que realizan. Y de ahí partimos a pensar lo que estamos leyendo, es decir Raymond teje toda una historia, una enorme película y nos entrega solo una escena o, en el mejor de los casos; un cortometraje. Nos hace partícipes no de las palabras que nos da sino de las imágenes que nos otorga. Tenemos entonces que desentrañar el mundo en el que se desenvuelve el protagonista y el mundo interno del mismo. Logra ahondar en nuestras emociones más que en sus personajes. Tal vez al final por eso es que funcionan tan bien sus cuentos.
     Ahora que lo pienso mejor, creo que un buen soundtrack serían las mejores canciones de Frank Sinatra.

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